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MUZ Z PRVNIHO STOLETI (1962)

Ficha técnica

Título inglés: Man of the First Century
Nacionalidad: Checoslovaquia
Productora: Filmové studio Barrandov
Director: Oldrich Lipský
Guion: Oldrich Lipský, Zdenek Bláha, Jan Fiser y Milos Fiala
Dirección de fotografía: Vladimír Novotný
Música: Zdenek Liska
Decorados: Jan Zázvorka
Diseño de vestuario: Ester Krumbachová
Intérpretes: Milos Kopecký (Josef), Radovan Lukavský (Peter), Anita Kajlichova (Eve), Vít Olmer (Adam)
Duración: 90 m.

Por accidente, un operario que trabaja en el mantenimiento de una nave espacial realiza un fantástico viaje sideral, que le lleva más allá de nuestro sistema solar, hasta una estrella azul donde entra en contacto con unos seres interesados en saber más sobre la especie humana. De regreso a la Tierra, Joseph y el extraterrestre Adam descubrirán que han aterrizado en un planeta muy cambiado, pues han pasado más de 500 años desde que el terrícola abandonase su hogar.

Este es el planteamiento argumental de El hombre del primer siglo, comedia checoslovaca que trata de vislumbrar el futuro de la humanidad a través de un hombre de nuestro tiempo, viciado con todos los defectos de nuestro siglo. Se trata, pues, de una película netamente ideológica, ya que el futuro en el que aterrizan Joseph y Adam expone la evolución lógica que, desde los sistemas socialistas, se pensaba que sería el mundo del mañana: una sociedad utópica, donde estarían desterrados los grandes males que azotan al ser humano de nuestros días. Así, en el porvenir estarían desterrados elementos materiales como la propiedad privada, el dinero, las clases sociales, la violencia o las guerras, pero también otros aspectos morales, como la mentira, la codicia, el egoísmo, etc., derivados precisamente de los primeros.


Por lo tanto, esa sociedad del siglo V (después del lanzamiento del Sputnik, hito que se presta a ser el punto de partida de una nueva y pródiga era de progreso y felicidad) ha curado todos los defectos inherentes al ser humano a través de la medicina conocida como "comunismo", vacuna contra el mal en cualquiera de sus nocivas manifestaciones. El protagonista del enredo, truhán donde los haya, choca frontalmente con una organización social tan perfecta, pero que está carente de sentimientos, base de aquello que define lo "humano" en términos antropológicos, Porque lo que Joseph se encuentra no es muy diferente de Adam, su compañero de viaje, amistoso pero frío y analítico.

Desde luego, aquellos que más ganarán de tan peculiar encuentro serán los habitantes del futuro, pues el paso de tan "prehistórico" ser por sus vidas inseminará en ellos unos sentimientos de los que germinarán una serie de relaciones afectivas vinculadas al amor, concepto que el extraterrestre trata sin fortuna de sintetizar y concretar si no es a través de la experiencia directa. Él se quedará con esos humanos que están a punto de alcanzar la plenitud (la referencia bíblica de su nombre toma entonces todo su sentido, pues será el primer ser de un nuevo paraíso), mientras que Joseph escapará de ese mundo que no le corresponde. Al despegar de nuevo su nave espacial, uno de los personajes, mirado directamente a cámara, nos avisará: "Cuidado, ahora va de vuelta hacia vosotros".

Esta película, sin embargo, tiene otros componentes que  hacen su argumento más rico de lo que en un principio pudiera parecer. Nos muestra un futuro posible definido a través de la utopía porque los avances científicos y sociales de la época invitaban a la esperanza: el ser humano comenzaba a conquistar el espacio más allá de la atmósfera terrestre (1957) y la Exposición Universal de Bruselas (1958) dejaba entrever las posibilidades del progreso. Todo ello con la memoria reciente de la tragedia que supuso la II Guerra Mundial y el genocidio nazi, en la que millones de personas murieron debido a la sinrazón del ser humano. Como la madre de Milos Kopecký, el actor protagonista de esta película, que murió gaseada en Auschwitz, campo de concentración de donde él mismo pudo escapar. La vida de este actor fue muy dura, y el dolor del Holocausto le acompañó hasta su muerte, llegando a ser diagnosticado como maniaco-depresivo, acabando sus días en un hospital mental, exactamente como el personaje que encarna en El hombre del primer siglo. En un momento de esta película, Joseph está en un museo donde se expone la brutalidad del siglo XX, y tiene que asistir a imágenes de la contienda mundial que tanto daño físico, psicológico y anímico le produjo. Es entonces cuando más sentido tiene el pensamiento que él hizo célebre: "El humor es la expresión más digna del dolor".

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