Buscar este blog

IVAN VASILEVICH MENYAET PROFESSIYU (1973)

Ficha técnica

Título inglés: Ivan Vasilievich: Back to the Future
Nacionalidad: URSS
Productora: Mosfilm
Director: Leonid Gayday
Guion: Leonid Gayday, Mikhail A. Bulgakov y Vladlen Bakhnov
Dirección de fotografía: Vitali Abramov  y Sergei Poluyanov
Música: Aleksandr Zatsepin
Intérpretes: Yuriy Yakovlev (Ivan Vasilyevich Bunsha / Zar Ivan el Terrible), Leonid Kuravlyov (George Miloslavsky), Aleksandr Demyanenko (Shurik), Saveliy Kramarov (Feofan), Natalya Seleznyova (Zinaida Mikhaylovna Timofeyeva), Natalya Krachkovskaya (Ulyana Andreyevna)
Duración: 93 m.

Quizás hoy en día solo estamos acostumbrados a que, de existir algún rotulo al principio de una película, este nos indique que lo que vamos a ver está basado en hechos reales o algo parecido. Sin embargo, hubo un tiempo en el que el público debía ser tan torpe o no tener tan clara la diferencia entre ficción y realidad que había que advertírselo al principio de la proyección. Este parece ser uno de esos casos, pues después de anunciar que el filme es una producción de la Agrupación Artística Experimental (nombre suficientemente significativo sobre el cariz de sus obras), se nos señala, con una música de fondo inequívocamente relacionada con la comedia ligera, que vamos a observar "un filme que no es de ciencia ficción ni del todo realista, ni menos aún rigurosamente histórico". "Por si alguien andaba algo despistado", les faltó decir.

Es quizás esta falta de confianza en la madurez del espectador lo que acaba dominando toda la película, pues si bien podríamos decir que sus gags, sus situaciones, la gestualidad de sus personajes y ciertos recursos cinematográficos lo emparentan con los orígenes del propio cine, no es menos cierto que todos estos elementos estaban plenamente justificados cuando al medio se le consideraba poco menos que un espectáculo propio de las barracas de feria, y el público pagaba un níquel por pasar algunos minutos divertidos, escapando de su miserable vida a lomos de la carcajada colectiva. Aquí existe una voluntad de resucitar ese espíritu primitivo del cine, buscando la complicidad del espectador a través de la risa fácil. El problema, repetimos, es que ni el público, ni el entorno, ni las situaciones son las mismas que los de aquel público de principios del siglo XX.

Porque ni siquiera su argumento es del todo original: un inventor experimenta en su domicilio con una máquina del tiempo de fabricación casera, intercambiando de época al presidente de su comunidad de vecinos con el mismísimo Ivan el Terrible, ambos de extraordinario parecido. Se forma así un paralelismo con Un yanqui en la corte del rey Arturo (A Connecticut Yankee in King Arthur's Court, Mark Twain, 1889) de ida y vuelta, forjándose situaciones divertidas (al menos, esa era su intención) a través de confusiones varias, tanto en la Rusia del siglo XVI como en el Moscú soviético, ambos con inquilinos que no les corresponden.

Los ingredientes para conseguir la hilaridad se basan en persecuciones interminables, porrazos varios, efectos visuales a través del stop motion y de metraje acelerado, y bastantes miradas a cámara de todos y cada uno de los personajes (por si las advertencias sobre la representación fantástica no eran suficientes, se busca constantemente la connivencia del espectador). Sin embargo, existe un aspecto inquietante que destaca entre todos estos recursos que se han mencionado, pues la parte que a priori parece ser un episodio producto de la imaginación del joven científico, debido al golpe que se ha dado en la cabeza, se representa en color, mientras que la parte en la cual se escenifica su presente real está rodada en blanco y negro. ¿Una nota crítica con la realidad del homo sovieticus, carente de color y, por lo tanto, de diversión y aventuras, frente a un mundo de fantasía inalcanzable? Quién sabe...

No hay comentarios:

Publicar un comentario